Concepto:
Al igual que la oruga, los humanos se encontraron en la urgencia de construir sus recintos y cerrarse al mundo exterior hasta estar listos para lo que no conocían.
Era necesario revisar valores, protocolos, hábitos. Aprendieron a estar juntos en la distancia, a cuidarse a sí mismos y a los demás. Experimentaron la libertad posible entre las paredes sabiendo vivir en confinamiento. Ejercieron paciencia, tolerancia, comunicación, cooperación y, sobre todo, respeto. Así como la oruga experimentó un largo proceso de metamorfosis interna.
El artista es el que mejor describe el contexto de cada momento en la historia de la humanidad. Cada uno a su manera, con su herramienta y estética, nos cuenta la organización social, emocional y espiritual del tiempo vivido y de la eternidad. Casulo (Capullo / Cocoon) es el hábitat temporal para la transformación a vivir. Se trata de una exposición que registra el periodo de aislamiento social impuesto a la luz de la pandemia de 2020.
Al igual que la oruga, los humanos se encontraron en la urgencia de construir sus recintos y cerrarse al mundo exterior hasta estar listos para lo que no conocían.
Era necesario revisar valores, protocolos, hábitos. Aprendieron a estar juntos en la distancia, a cuidarse a sí mismos y a los demás. Experimentaron la libertad posible entre las paredes sabiendo vivir en confinamiento. Ejercieron paciencia, tolerancia, comunicación, cooperación y, sobre todo, respeto. Así como la oruga experimentó un largo proceso de metamorfosis interna.
El artista es el que mejor describe el contexto de cada momento en la historia de la humanidad. Cada uno a su manera, con su herramienta y estética, nos cuenta la organización social, emocional y espiritual del tiempo vivido y de la eternidad. Casulo (Capullo / Cocoon) es el hábitat temporal para la transformación a vivir. Se trata de una exposición que registra el periodo de aislamiento social impuesto a la luz de la pandemia de 2020.
Casulo (Capullo / Cocoon)
Las obras seleccionadas para esta exposición retratan la dicotomía en el interior – exterior, interno-externo desapercibido en la rutina turbulenta vivida diariamente por los seres humanos. Los artistas trabajaron con los materiales disponibles y/o descubiertos en la investigación de lo que la casa guardaba: papeles, telas, líneas, libros, fotos antiguas.., el propio cuerpo. Hicieron visibles sus pensamientos y emociones como portavoces de los sentimientos de los demás. El arte asume el estatus de refugio y así como la religiosidad, es salvación.
La casa se convierte en el refugio seguro para el cuerpo. Casa y cuerpo, mundo interno y externo, casi en simbiosis, potencian los recuerdos y emociones humanas más profundas. La casa como metáfora del yo, como clausurado, el cuerpo encarcelado, asfixiado en sí mismo, pesado, enfermo, ansioso, temeroso, deprimido. La casa como comodidad es un espacio de resistencia, el cuerpo es fuerte, enérgico, productivo, creativo, amoroso. Casa y cuerpo como espacios para buscar el equilibrio entre lo real y lo imaginario. El aislamiento impuesto como cuidado, estar de vuelta en los brazos de la madre, como en la infancia, en busca de afecto y protección. Recuerdos de un tiempo pasado, volver a los objetos de estos recuerdos. Vivir la experiencia de falta, ausencia, de limitación. Vivir con lo que ofrece la casa. Afuera la naturaleza vive. Adentro, el humano sobrevive. El tiempo se mide por las hojas que caen, las flores que brotan, los frutos que maduran y el tamaño del anhelo por el beso, el abrazo, el cuerpo del otro y el deseo de la deslimitación. Las ventanas, los huecos, las rejas y la fibra óptica abren el contacto con el mundo exterior. Aislamiento impuesto como manipulación, afuera cubrir la boca para simbólicamente callarse o realmente protegerse. Cuerpos sofocados, enmascarados, irreconocibles. La máscara iguala y todo el mundo es un enemigo. Allá afuera el monstruo es invisible, silencioso. Dentro los monstruos son antiguos, ruidosos, inquietos.
El capullo se convierte, entonces, en una invitación a la reflexión y al autoconocimiento.
Angela Caruso.
Las obras seleccionadas para esta exposición retratan la dicotomía en el interior – exterior, interno-externo desapercibido en la rutina turbulenta vivida diariamente por los seres humanos. Los artistas trabajaron con los materiales disponibles y/o descubiertos en la investigación de lo que la casa guardaba: papeles, telas, líneas, libros, fotos antiguas.., el propio cuerpo. Hicieron visibles sus pensamientos y emociones como portavoces de los sentimientos de los demás. El arte asume el estatus de refugio y así como la religiosidad, es salvación.
La casa se convierte en el refugio seguro para el cuerpo. Casa y cuerpo, mundo interno y externo, casi en simbiosis, potencian los recuerdos y emociones humanas más profundas. La casa como metáfora del yo, como clausurado, el cuerpo encarcelado, asfixiado en sí mismo, pesado, enfermo, ansioso, temeroso, deprimido. La casa como comodidad es un espacio de resistencia, el cuerpo es fuerte, enérgico, productivo, creativo, amoroso. Casa y cuerpo como espacios para buscar el equilibrio entre lo real y lo imaginario. El aislamiento impuesto como cuidado, estar de vuelta en los brazos de la madre, como en la infancia, en busca de afecto y protección. Recuerdos de un tiempo pasado, volver a los objetos de estos recuerdos. Vivir la experiencia de falta, ausencia, de limitación. Vivir con lo que ofrece la casa. Afuera la naturaleza vive. Adentro, el humano sobrevive. El tiempo se mide por las hojas que caen, las flores que brotan, los frutos que maduran y el tamaño del anhelo por el beso, el abrazo, el cuerpo del otro y el deseo de la deslimitación. Las ventanas, los huecos, las rejas y la fibra óptica abren el contacto con el mundo exterior. Aislamiento impuesto como manipulación, afuera cubrir la boca para simbólicamente callarse o realmente protegerse. Cuerpos sofocados, enmascarados, irreconocibles. La máscara iguala y todo el mundo es un enemigo. Allá afuera el monstruo es invisible, silencioso. Dentro los monstruos son antiguos, ruidosos, inquietos.
El capullo se convierte, entonces, en una invitación a la reflexión y al autoconocimiento.
Angela Caruso.
Artistas: